lunes, 24 de junio de 2013

La antiquísima universidad de Bagdad

En la época de la violencia sectaria, que afectó a mi país desde 2005 hasta finales de 2007, diariamente solía ir a trabajar a la famosa calle Al-Mutannabi, la calle cultural e intelectual de Bagdad, y para ello debía cruzar un puente.

En uno de esos recorridos hacia el trabajo, la muerte casi me alcanzó por culpa de un francotirador. Recuerdo que llegué a escuchar balas pérdidas que impactaban contra las cercas del puente; fue entonces cuando retrocedí y volví corriendo hacia mi casa, con un miedo atroz y un extraño sentimiento de que la muerte me rondaba en aquel momento.

Después de unos minutos, me calmé y decidí volver a cruzar el puente para ir a mi trabajo. Mientras volvía a avanzar por el puente, observé el famoso edificio histórico que albergó a una de las universidades más antiguas del mundo, Al-Mustansyria, ubicado en la parte inferior derecha del puente.

En ese preciso instante, mi mente viajó mil años atrás en el tiempo y deseé haber vivido en aquella era, en la cual las personas se respetaban mutuamente y también se veneraba la educación y la vida. Me hubiese gustado ser uno de los estudiantes de Al-Mustansyria, aquella universidad prestigiosa y única, que en su época de esplendor fue considerada uno de los más importantes establecimientos educativos del mundo.

En el siglo XIII

Una gran fuente de agua se ubica en el patio central de Al-Mustansyria, cuya edificación -dos plantas para dar cabida a 100 aulas y varios salones- se inició en la Era Abassida, en el año 1227, y fue completada en 1233, durante el reinado del califa Al Mustansir Billah.

Al-Mustansyria fue un importante centro cultural y científico, construido sobre un área de 4.836 km2, al lado Este de Bagdad, y por cuyo centro corre el eterno río Tigris; fue escenario para las ciencias más avanzadas de aquellos tiempos. Cuenta con un reloj monumental de acción hidráulica en la entrada, que tiene la característica de no sólo anunciar las horas, sino que solía dar las horas en que se debía orar.

El Califa Al Mustansir donó 80.000 libros valiosos y preciosos a la biblioteca, que contenían los más variados conocimientos tanto en religión como en ciencias; fueron ordenados y clasificados por personal calificado nombrado por el mismo Califa. Con el tiempo la biblioteca llegó a contar con unos 450 mil ejemplares, que estaban a disposición tanto de estudiantes como de académicos. La universidad fue bautizada con su nombre y el mismo Califa estuvo presente en su apertura.

Originalmente, el edificio de Al-Mustansyria, en términos de arquitectura y planificación, constaba de aulas y salas que rodeaban un patio central, conjuntamente con otros espacios equipados para servir a las necesidades de los estudiantes, como una cocina especial, una sala para las oraciones diarias, dormitorios, baños, barberías, depósitos para material de escritorio y despensas.

Las dependencias del centro académico conformaban un sistema integrado, cuyos lineamientos de construcción fueron tomados como modelo para la futura edificación de otros establecimientos educativos a lo largo de los años.

Además de principios arquitectónicos, las edificaciones de Al-Mustansyria exhiben el desarrollo ornamental alcanzado en la Era Abassida. La ornamentación de las entradas y salones muestran claramente hermosos diseños esculturales arabescos y patrones geométricos. Tal variedad es un indicador del alto nivel de la escultura de la época.

Época de oro

La universidad poseía un sistema preciso para determinar el número de profesores y del alumnado exigido por sus facultades. Se escogía a los mejores estudiantes de las escuelas tanto de Bagdad como de diversas ciudades iraquís y hasta de otras naciones islámicas (Andaluz, Egipto y Al-Shaam- ahora Siria, Jordania y el Libano-, Esfahan y Khurasan-actualmente Irán-). Todos los estudiantes seleccionados debían contar con publicaciones en su haber y, sobre todo, ser capaces de tener ideas creativas.

Los estudios universitarios en Al Mustansyria duraban diez años; el currículo incluía el estudio del Corán y de las sunnas (los hechos en la vida del profeta Mahoma), teología, gramática, filosofía, literatura, jurisprudencia, matemáticas, farmacia, medicina, ciencias de la salud, la herencia del Islam al mundo y la cría de ganado. Al concluir estos estudios, los estudiantes eran elegibles para postular a cargos de jerarquía en el gobierno de la época.

La famosa universidad de Al-Mustansyria albergó los conocimientos de la antigüedad por cuatro siglos, desde su apertura en 1233 hasta 1638. En ese periodo, sin embargo, este importante centro educativo se cerró en varias ocasiones.

Como es habitual en Irak, cuando la estrella de la educación y del conocimiento destella en lo alto del firmamento, siempre existe alguien que aparece y trata de extinguir su luz y trata de abatir ese astro.

Ocupación y cierres

La universidad se cerró por primera vez durante la ocupación mongólica en 1258, que arrasó Bagdad bajo el mando de Hulagu, nieto de Gengis Kan.

Posteriormente, la clausuraron dos veces más, durante las campañas de ocupación del conquistador turco-mongol llamado Tamerlán o Amir Temur, fundador de la dinastía Timurida, de la región conocida hoy en día como Uzbekistán, en Asia Central. Este feroz conquistador derrumbó las murallas que circundaban Bagdad, destruyó la ciudad, saqueó todo a su paso, eliminó vidas humanas y todo vestigio de conocimiento.

El invasor Tamerlán insultaba a los escolásticos de Al-Mustansyria y al final los exiliaba a Samarkanda, la capital de su imperio, la segunda ciudad más grande de Uzbekistán; desterraba, de igual manera, a escritores, ingenieros y arquitectos a lugares como Egipto y a otras regiones circundantes. La primera campaña de ocupación se dio en 1392 y la segunda en 1400.

Esa política de exilio demuestra que quienes poseen conocimiento son considerados un tesoro nacional y, además, catalogados como una amenaza por otros países, por lo que es recomendable que aquellos intelectuales de élite sean protegidos y se hagan todos los esfuerzos para darles el apoyo necesario.

Desafortunadamente, después de la invasión de Tamerlán y de la ocupación otomana de 1534, Al-Mustansyria perdió gran parte de su preciosa biblioteca.

La pérdida de tan invaluables textos en la época de Tamerlán me recuerda los tiempos de la liberación de Irak en 2003. Ese año hubo otro “Tamerlán” que destruyó una riqueza incalculable, cuando se destruyeron, quemaron y saquearon las librerías de las universidades en Bagdad y se ejecutaron atentados terroristas para exterminar las librerías de la calle Al-Mutannabi. Estos hechos nos hicieron comprender que el conocimiento no debe estar en manos de unos pocos, sobre todo cuando la corriente destructora arremete con todo y llega a su máximo; estos conocimientos, en el caso de mi país, representan a Irak.

Después de la ocupación de Bagdad por Tamerlán, la universidad dejó de funcionar por dos siglos. Sus puertas se abrieron otra vez en 1585 y se cerraron en 1638.

Sin embargo, ¿las puertas del conocimiento en Bagdad fueron cerradas para siempre? La respuesta es definitivamente no. Porque Bagdad fue y es una de las cunas del conocimiento: es su destino.


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