lunes, 7 de marzo de 2011

Amalia: Sí, quisiera llegar a ser presidenta de este país

Es natural del ayllu nortepotosino Chiru, hija de Juan de Dios Laura y tiene 10 hermanos. Aspira a continuar su formación académica y sindical para trabajar por su gente y su patria.

Susana Salinas y Wilfran Sánchez

“Sí, yo creo que sí, quisiera llegar a ser eso (presidenta de Bolivia), porque nada es imposible”. Así siente Amalia Laura Villca, una joven de pollera (23) que hace dos semanas recibió el título de abogada en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba.

Ella fue objeto de un acto de discriminación racial que hoy se investiga. Cambio rescata algunas de sus entrevistas en otros medios y la concedida a este diario para conocer su personalidad.

—¿Qué te impulsó a trasladarte a Cochabamba?

—Estudié en el ayllu Chiru hasta el segundo medio y como no había universidad en el campo me traslade a la ciudad de Cochabamba para seguir con mis estudios.

—¿Por qué elegiste estudiar Derecho?

—Yo tenía escogida mi profesión desde muy niña por las injusticias que veía en el campo.

—¿Vienes de un ayllu?

—Sí, me escapé de un ayllu para poder entrar a la universidad, mis hermanos y mi papá no querían que me vaya a la ciudad por motivos de factores económicos (...) yo llegué a Cochabamba y empecé a vivir junto a una amiga, empecé a trabajar como mesera y lavando platos, cocinando. El segundo año, con el apoyo de mi cuñada, que se vino de el campo a la ciudad, me puse a vender rellenos.

—¿Fuiste discriminada durante tu época de universitaria?

—En lo académico todo era fácil, pero sí sentí discriminación por las diferencias que existe. Al comienzo estábamos dos cholitas. Mi compañera tuvo que abandonar la carrera por los comentarios. A veces pensamos incluso en volvernos de vestido, pero supe mantenerme sola, he sabido sobresalir y mantenerme tal como soy.

El primer año fue muy difícil por un docente, porque no me dejaba dar examen, por más que venga con una justificación no me dejaba dar repaso. Me acusaba de que iba a quejarme a la dirección, pero ni siquiera conocía esa oficina.

Decidí hacer conocer eso al director de carrera, quien no hizo casi nada. A pesar de eso me mantuve en la universidad. Después ya estaba acostumbrada, no les hacía caso, no les daba importancia a las cosas que decían. A veces me ponía triste, me sentía rechazada, pero no lo demostraba. En mi mente me sentía rechazada.

—¿Qué significó para ti graduarte?

— Mi vida ha sido una permanente lucha y con mi graduación me sentí muy feliz, contenta por haber egresado. Fue un orgullo también ingresar al acto acompañada de mi papá. El estaba orgulloso, feliz, al igual que mis compañeros, porque a pesar de las limitaciones pude estudiar y he sabido superarme.

—Mientras estudiabas también trabajabas en un juzgado, ¿cómo te trataron?

—Pagué la mayor parte de mis estudios vendiendo rellenos, porque mi cuñada igual vende. Todos de mi pueblo venden relleno y lo hacíamos cuando había marchas y feriados. Luego me decidí a hacer práctica, por eso entre al juzgado por invitación de un docente. Me fue bien, pero había discriminación de los abogados, que no pensaban o no creían que tenía la capacidad igual que otras señoritas.

Preferían hacerse atender con los chicos o la chica que trabajan ahí, pensaban que yo era la empleadita del juzgado o tal vez de la Corte de Justicia, pero no era así, era estudiante y terminaba mis estudios. Estoy ahora en el Juzgado Cuarto de Partido en lo Civil.

—¿Qué tipo de comportamiento delató la discriminación?

— Yo era una líder, viajaba a todo lado y a eventos de organizaciones sociales, en especial de mi organización la Conamaq; cuando regresaba no me dejaban dar examen, me decían que esto es una academia y no un lugar para las organizaciones sociales. Eso debería cambiar, la universidad debería estar de mano con las organizaciones sociales.

—¿Cómo crees que se puede erradicar la discriminación?

—Pienso que el pantalón o la corbata no deben diferenciar de una persona de pollera, más bien debería existir igualdad. Para llegar a eso tenemos que empezar desde la casa, la familia y los colegios. Hay que ir concienciando a la gente. Para mí una sanción para mis compañeros no es verles detrás de las rejas, no es sancionarles, sino que hay que concientizarles.

—¿Qué mensaje quisieras dejar a las mujeres de pollera?

—Yo a las hermanas y los hermanos del campo quiero pedirles que no se desanimen, que sigan estudiando. Algunos salen bachilleres y piensan que hay limitaciones en la ciudad y se quedan ahí nomás. No saben dónde estudiar, pero quiero decirles que se postulen porque las universidades son públicas, es del Estado, tienen derecho a estudiar y seguir adelante. Estoy dispuesta a ayudarles en cualquier cosa.

—¿Cómo ves tu futuro?

—He decidido tomar un internado rotatorio de 12 meses en el Ministerio de Transparencia Institucional y Lucha contra la Corrupción, como modalidad de graduación. Estoy en la lista de los preseleccionados. Luego de titularme voy a trabajar y presentarme a la convocatoria pública que salga para ejercer mi profesión.

Quiero referirme también a la oferta de trabajo del Ministerio Justicia, agradezco a las autoridades por la oferta, pero yo pienso que esta lucha no es por buscar trabajo ni estar cómodo detrás de un escritorio, sino que es una lucha para que todos tomemos conciencia.

* Yo quiero prepararme, seguir estudiando, hacer diplomados, maestrías, mi sueño es viajar al exterior; me gustaría prepararme en sistemas alternativos, conciliación y otros temas.

* —¿Lo que te pasó cuando convirtieron una foto tuya de cholita a señorita fue racismo?

—Sí, para mí lo es porque a pesar de que existan reglamentos en la Universidad (Mayor de San Simón de Cochabamba), está por encima la Constitución Política del Estado y como egresada de Derecho la voy a hacer respetar (...) exijo mi derecho a la identidad, a mi cultura.

* —¿Ves en este espejo a una mujer a la que no le hubiera gustado que su hermana dejara las polleras?

—Sí, yo le digo hasta ahora a ella: ¿por qué las has dejado?, ella me dice que es para no sufrir estos actos de discriminación... (se amarga y llora)... en el día que me hicieron el fotomontaje me acompañó mi hermana y ella decidió comprar una ropa de señorita, compró zapatos con tacos y me dijo volvete de vestido (...) pero yo no he aceptado, yo tengo que quedarme así, tal como soy; me fortalece el apoyo de mis compañeros, de autoridades, de organizaciones, de instituciones, ése ha sido un gran apoyo para mí”.

* —¿Ves a una mujer con militancia política?

—Por ahora no, no tengo partido político, no tengo registrada militancia. (¿Y por qué le gustaría ser presidenta de Bolivia?) Porque quiero trabajar por mi ayllu, por mi pueblo y por los más necesitados, en general.

* Preguntas del programa

‘No Mentirás’, de la red PAT.

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