domingo, 20 de septiembre de 2015

La odisea de estudiantes bolivianos en Venezuela

Saber que un hijo obtuvo una beca para superarse en el futuro y ser un buen profesional, es una felicidad y un orgullo para muchas familias, especialmente si no tienen recursos económicos para realizar un viaje hasta un país lejano, es así como varios bolivianos se sintieron al conocer que sus hijos obtuvieron la beca para estudiar medicina en Venezuela, un logro de pocos que hicieron todo lo posible por brindarles a sus hijos un mejor futuro que el que les tocó vivir.

Pero estos sueños se ven truncados cuando se conoce que sus hijos en un país tan lejano y con problemas económicos viven con las necesidades apremiantes y con su familia tan lejos a los que no pueden recurrir de forma inmediata.

Esta historia la conocí por obra de Dios, porque él muestra su magnificencia de forma repentina, una noche como es costumbre me puse a revisar el Facebook y mediante esta página social, me comunique con una persona a la que no conocía y nunca había visto, un estudiante de medicina que se fue con todos sus sueños a Venezuela para capacitarse como médico y al retornar al país, brindar todos sus conocimientos para el bienestar de muchas personas.

Durante nuestra conversación además de otras personas con las que pudimos comentar la situación, me entero que la vida de estos jóvenes está a punto de frustrarse, pues están viviendo días de angustia y mucha necesidad económica y sentimental, pues no pueden ni pedir apoyo o ayuda a sus padres para sobrevivir.

La falta de muchas cosas tan imprescindibles, como el alimento diario, tienen la necesidad de trabajar y sobrevivirla ésta crisis que está pasando Venezuela, pero están prohibidos de hacer eso porque como ingresaron a ese país para estudiar, no se les permite trabajar.

Por esta situación se ven obligados a ganarse unos cuantos bolívares de forma ilegal trabajando de meseros, vendedores de café por las calles, supermercados, limpiando pisos o de ayudantes de albañil.

"Esto es lo más común…pero como extranjeros eso es ilegal…porque la visa que nos dan es de estudio que renovamos cada año, entonces si nos ven trabajando pues nos detienen", dice un estudiante de Oruro que está pasando esta encrucijada y que le pondremos el nombre ficticio de Carlos pues nos pide mantener su identidad en reserva para evitar represalias contra él y sus compañeros.

Carlos nos cuenta que muchos ni siquiera sabían cuál era la realidad de ese país y cuando llegaron se dieron cuenta que la economía no estaba tan mal, pero eso fue hace aproximadamente tres años, muy al contrario de lo que se vive en la actualidad, porque lo que les ofrece el gobierno venezolano ya no les alcanza.

"Entendemos la crisis e incluso hemos llegado a acostumbrarnos a nuestro pesar…entendiendo a fuerza tal vez que ellos nos dan lo que pueden…olvidando un poco el engaño…claro opacado por mayores problemas como el no tener qué comer, el no tener con qué vestir, el tener que hacer sacrificios tales…pero la verdad…es que también nuestro país en este momento debería ayudarnos y tendernos la mano", manifiesta un tanto acongojado, algo que se siente por las palabras que escribe y la forma como lo hace.

Afirma que se sienten indignados, porque, han gritado, si vale el término todo su pesar al embajador de Bolivia, en ese país, general Luis Trigo Antelo pero no recibieron ninguna respuesta favorable a sus planteamientos y en Bolivia todos pensamos que se encuentran de mil maravillas.

Mediante esta comunicación por el Facebook, Carlos nos dice: "lo que queremos es contar lo que pasamos y ver si pueden ayudarnos en lo que puedan lo que sea es bienvenido, no estamos exigiendo nada…que no se nos pueda dar, porque también somos bolivianos y merecemos ser escuchados…al menos eso", dice un tanto desanimado.

"A veces por hacer esto nos tachan mucho de antirrevolucionarios pero la verdad, la cuestión política es algo que no buscamos, nosotros somos conscientes que estamos formándonos para llegar a Bolivia y dar la vida por el pueblo y dar dignidad al pueblo, pero si el Gobierno proclama eso, lo que pedimos es que se den cuenta de cómo estamos viviendo, a Venezuela vienen cada vez autoridades como el canciller e incluso el mismo Presidente…pero nunca se han reunido con nosotros", manifiesta.

"Le propusimos al embajador, general Luis Trigo Antelo reunirnos con cualquier autoridad eso hace más de un año, me dijo que lo planteará pero nada, por eso esperamos de corazón que las cosas puedan mejorar…quiero agradecerle por su ayuda y apoyo…muchas gracias a nombre mío especialmente y de todos mis compañeros y compatriotas", me dice al haber contado su dolor y su impotencia de no saber más que hacer.

Pero continuamos hablando y Carlos cuenta que enviaron cartas al ministerio de Educación y no obtuvieron respuesta alguna, documento que se me envió para constancia de que todo lo que me contaba era cierto.

De este trámite ya son casi dos años, el cual se archivó y aunque manifestaron que en este mes de septiembre les atenderían, hasta el momento no tuvieron ningún tipo de contacto.

Cuando le manifiesto que tienen que tener fe y tranquilidad, Carlos responde "pues si téngalo por seguro…es Dios que nos da la fuerza para seguir luchando... y él es nuestra fuerza y esperanza".

Esta odisea la pasan cerca a 400 jóvenes bolivianos de distintas partes del país que están estudiando en distintas carreras, unos más avanzados que otros.

Estos estudiantes, reciben una beca económica de parte del Gobierno de Venezuela de 1.500 bolívares que deben ser invertidos en alimentación, ropa, material académico y mil bolívares que en este mes fue incrementado a 2.000 bolívares para el alquiler de su vivienda. En estos momentos ese presupuesto es de cuatro a cinco dólares mensuales y debido a la inflación, un kilo de carne cuesta 1.400 bolívares que significa como 1.400 bolivianos.

Algunos piden ayuda a sus familias pero no todos tienen, porque se supone que la beca es para personas de escasos recursos.

"Es tan penosa nuestra situación que hay muchos enfermos y realmente lo único que comemos es verdura porque es mucho más económico, por eso trabajamos clandestinamente como panaderos, vendedores, limpiadores por lo que somos discriminados por la sociedad", nos cuenta Carlos.

Dialogaron con el embajador de Bolivia en Venezuela, general Luis Trigo Antelo, pero no recibieron ninguna respuesta favorable, muy al contrario de otras delegaciones que reciben el apoyo y ayuda de sus gobiernos.

Por la crisis económica, cuenta que no pueden comprar papel higiénico, champú, azúcar, jabón, detergente, pollo, harina, leche por considerarlos artículos de lujo, prácticamente nada por ser difícil su compra, peor si las colas son inmensas para conseguir algo y menos si son extranjeros no pueden comprar en muchos lugares porque existe un sistema de huella digital dispuesto solo para los registrados en la Corte Nacional Electoral, obviamente solo para venezolanos quienes hacen fila desde las cuatro de la mañana y llegan a comprar algo a las dos a tres de la tarde si no se terminan antes los artículos de primera necesidad.

Lamentó que el dólar en Venezuela no sea de libre circulación, por lo que las familias de algunos que podrían ayudarles no pueden mandarles dinero desde Bolivia.

"A muchos compañeros los desalojan de las casas porque no pueden pagar el alquiler debido al costo y los precios suben diariamente, nosotros estamos conscientes que Venezuela con la crisis que tiene no puede ayudarnos porque en el mercado negro ilegal ahora un dólar se encuentra a un cambio de 600 bolívares", informa.

Esperamos que con este artículo algunas autoridades especialmente diputados y senadores por Oruro, intercedan por los jóvenes que necesitan del apoyo de todos, por lo menos como dicen ellos, visitarlos para conocer las condiciones en las que se encuentran.

Continuaremos haciendo seguimiento a la situación de estos futuros profesionales que dentro de un par de años serán médicos, ingenieros etc. y que pretende volver a Bolivia para lograr su desarrollo y progreso apoyando en todo caso a la gente necesitada.

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