martes, 1 de abril de 2014

EGAS: novela de Jaime Martínez-Salguero académico de la lengua boliviana


Es mucha la envergadura de la nueva novela de Jaime Martínez-Salguero; la picaresca, la pura supervivencia como juego y arte en un mundo inestable, el rigor de ásperas condiciones de vida y un sentido renovado de la novela histórica se aúnan en esta entrega literaria: EGAS, una divertida adaptación del clásico molde renacentista, donde asoman los enredos que Egas de Estopiñán y Lupay Quispi ingenian, a ambos lados del Atlántico, para paliar el sufrimiento y las tribulaciones de sus amigos y familiares en la época de la conquista, que también fue época de la inquisición. Se trata de una historia narrada de forma ágil y viva, y con un giro argumental sorprendente. Quizá las condiciones de vida obligaban a forzar el caletre del pícaro a buscar medios para sobrevivir, y la simple supervivencia era causa de admiración: “ ¿Por qué no me creen cuando digo la verdad y me dan fe cuando miento?”

Con un generoso esfuerzo, tanto para acceder al mundo andino en la época del precontacto como para comprender el impacto del coloniaje, el narrador nos invita a mira a los parámetros, ya religiosos, ya sociales, que informaron la visión de grupos humanos, trabados por intereses y objetivos diferentes en una época de tremenda convulsión social y de cambio, en el punto de encuentro entre dos mundos, la franja andina hendida por rupturas dinásticas incaicas y la aparición de los conquistadores cuando hollaron suelo americano. Logra acercar al lector a mundos diferentes y transitar sin extrañeza, allá en la primera mitrad del siglo XVI, entre la España imperial, donde está ambientada gran parte de la novela, y las zonas conquistadas del Nuevo Mundo, donde se desencadena el drama principal. Egas es un personaje que coincide en el tiempo con los grandes conquistadores españoles, como los hermanos Pizarro; através de este personaje, Martínez-Salguero da a conocer lo que era la conquista en aquella época, mezclada con la ambición y la codicia de los españoles, que era desmesurada; con el afán religioso de hacer llegar la palabra de Dios a los indígenas, y también con la resistencia furtiva de éstos ante los invasores: “ Ya saben que Tunupa se ha disfrazado de Santiago porque los dioses no pueden morir y solo han cambiado de nombre y de apariencia”:

La novela se desarrolla en la época más dura de la conquista: el período en el que los españoles penetraron en las distintas zonas del Nuevo Mundo. El Renacimiento, la época histórica de la conquista, fue el tiempo en que, con el trasfondo de la picaresca, se descubrió que la aventura cambia a los seres humanos; para un ejemplo, no hay más que recurrir a nuestra novela picaresca por antronomasia, en concreto La vida del Lazarillo de Tormes. Con un juego de identidades de la niñez a la madurez. Es una narración que más bien parece un terreno de arenas movedizas y no de piedra firme, donde nada es lo que parece ser. No pasaba así en las historias de la Edad Media: en la literatura medieval, los personajes hacían grandes viajes, vivían grandes aventuras, pero siempre permanececían con el carácter necesariamente férreo e inmutable. En cambio, en la primera mitad del siglo XVI, hay una gran apertura hacia la exploración y descubrimiento de nuevos mundos o experiencias; por eso se borra la frontera entre lo real y lo fantástico. De hecho, la novela EGAS tiene un ligero toque de realismo mágico, con el descaro del demonio lascivo y mentiroso, cuyos hilos de maldad él teje al tomar diferentes formas, desde Belcebú o Azazel hasta el Tío de los socavones de Potosí. Y, Martínez- Salguero se hace con todos estos recursos y la ambientación de la época de la conquista para plasmar o insinuar referencias simbólicas y criptoideológicas: “¿Dónde comienza el mal y termina el bien de una vida humana? ¿La tentación viene para perdernos o es la prueba de la calidad del alma?”

Lo más propio de nuestra literatura es la novela picaresca, con sus protagonistas al borde de la supervivencia. Con esta entrega literaria, el prestigioso escritor y académico de la Lengua, el boliviano Jaime Martínez-Salguero sigue los pasos de El pensador mexicano, don José Joaquín Fernandez de Lizardi, autor de El Periquillo Sarniento, de 1816, narración considerada la primera novela hispanoamericana. El autor de Egas bucea en las fuentes de la picaresca para ofrecernos una novela tan ancha y redonda como divertida y profunda, novela que, con gran eficacia, ofrece un espacio ideal para detonar nuestra imaginación y degustar de la lectura.

Félix del Granado Anaya.

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