domingo, 24 de noviembre de 2013

El pijcheo se pone de moda entre los estudiantes

Estudiantes universitarios acullican para no dormirse y poder estudiar más horas. Si bien no todos lo hacen, la mayoría destaca los beneficios de masticar la hoja de coca.

El acullico, del quechua akullikuy, o mascada, es un pequeño bolo de hojas de coca que es colocado en la boca, entre la mejilla y la mandíbula.

La práctica es conocida no sólo en Bolivia, sino también en otras zonas de Sudamérica, como el noroeste de Argentina, norte de Chile, occidente de Perú, Ecuador y Colombia.

Tony Santander, un estudiante de la Carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), es uno de los muchos que acostumbra a masticar la hoja de coca en las largas noches de estudio.

Asegura que le quita el sueño y le permite estar varias horas despierto.

Además, para él tiene un significado ceremonial. Recuerda que el acullico se practicaba en la época de los antepasados, en ceremonias. Pero, que con la llegada de los españoles y la mita, que era un trabajo obligatorio que se implementaba como una forma de represión para doblar el esfuerzo, “se empezó a acullicar de manera más continua”.

La estudiante de Trabajo Social de la Facultad de Humanidades de la UMSS Gisela Arnez conoce de la práctica del acullico o masticado de la hoja de coca, pero manifiesta que prefiere no hacerlo.

Esta universitaria es oriunda de la provincia Chapare, del trópico de Cochabamba, la región en la que se produce la hoja de coca.

“He acullicado alguna vez. Pero, sólo lo he probado. Como soy de Chapare y allá mayormente están sólo con eso, lo he probado para experimentar cómo se siente. La verdad, no me ha gustado (...) sólo te hace adormecer la lengua y nada más”, afirma.

Esta joven puntualiza que los universitarios mastican porque les mantiene despiertos y les permite estudiar.

“Pueden estudiar largo tiempo y toda la noche, con la coca”, acota.

Un estudiante de la Carrera de Derecho, Constantino Condori, dice que él sí acullica, que no lo hace para estudiar y que su práctica se reduce a una vez al año.

“Lo hago a manera de compartir con familiares, amistades, vecinos, a manera de platicar, charlar, sin ser indiferentes. Para estudiar no”, sostiene.

Y aunque la práctica no es continua, Condori expresa que conoce las diferencias entre la hoja de coca que se planta en el Chapare cochabambino y la que se cultiva en Los Yungas de La Paz. Describe que la paceña más corta y pequeña, mientras que la del trópico de Cochabamba es más larga. Pero, en el sentido del gusto “ni idea”, dice.

El universitario agrega que tampoco ha visto a sus compañeros de carrera masticando coca.

Zulema Paniagua, también de Derecho, describe al acullico como una práctica que se observa en reuniones tales como los “misachicos” o pequeñas festividades religiosas o en los velorios para no dormir y “acompañar” a los dolientes.

“La mayoría la usa (la hoja de coca) para desestresarse y ponerse más tranquilo. Mayormente, la utiliza la gente para poder trabajar”, manifiesta.

Esta universitaria dice que no sabe acullicar, pero que alguna vez probó “algunas hojitas” para aliviar un dolor de estómago, como otras personas, pero que no lo hizo cuando tenía que estudiar en las noches y hasta tarde, que para eso prefiere tomar café.

Recuerda que para no ser descortés también compartió el acullico en algún velorio.

“Aunque yo la chupo nomás, no la mastico”, comenta entre risas.
La práctica está despenalizada
El acullico ha sido despenalizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En enero de este año, la ONU decidió despenalizar el uso tradicional de la hoja de coca. Esta decisión desató una serie de festejos encabezados por el presidente Evo Morales, quien ahora apunta a la exportación e industrialización de la también conocida como hoja milenaria.

Por las propiedades de esta planta, que se cultiva en regiones tropicales, el masticado de sus hojas se realiza en actividades previas a trabajos agrícolas, mineros y comunales que requieren gran esfuerzo físico y largas jornadas. En la actualidad es también practicado por obreros de la construcción, del transporte y estudiantes.

Las cantidades para el consumo no están establecidas.

El médico toxicólogo Ramiro Cadima explica que no se han realizado estudios al respecto para determinar la cantidad que se puede consumir, durante el acullico diario.

Cadima cita un estudio realizado por profesionales peruanos y la Universidad de Harvard (EEUU), pero en el que tampoco se indica una cantidad que se establezca como un límite de consumo de la hoja de coca.

“Una persona puede no estar satisfecha con un kilo y otra con sólo unas hojas sí”, expresa Cadima.
Los jóvenes participan cada vez más del ritual
Los jóvenes participan ahora de forma más activa del acullico, afirma el antropólogo José Antonio Rocha.

El especialista explica que los jóvenes acullican cuando realizan labores agrícolas, para empezar la siembra; los primeros viernes de cada mes en acción de agradecimiento y de petición.

“(...) para ellos significa el hecho de interactuar con otros de su misma edad, con sus mismos objetivos (...) Tanto en la ciudad como en el campo están en este proceso de acullico”, afirma, y acota que el masticado de la hoja de coca se ha generalizado.

Según Rocha, hay mayor participación y un paulatino crecimiento en la aceptación de esta acción que tiene varios sentidos.

El antropólogo destaca el sentido del acullico, en el que participan universitarios y trabajadores, antes de iniciar una labor, o cuando se realizan acciones para la sanación y la curación de alguna persona.

“El acullico también tiene sentido cuando inicia un proceso de matrimonio, cuando vamos a nombrar padrino o madrina”, apunta el antropólogo.

Pero, además del acullico en prácticas rituales, Rocha hace referencia a los grupos de universitarios que son parte de comunidades de músicos, que en los momentos de ensayos participan del acullico.

“Lo que no podía verse hace unos años ahora sí se puede ver en la universidad”, comenta.

El acullico, según su percepción, se ha vuelto más visible que antes y observa que cada vez hay más jóvenes que se identifican con esta práctica.

Respecto a quiénes pueden acullicar, explica que “todos podemos actuar en la acción ritual” aunque con diferente manifestación. Ejemplifica la afirmación con el caso de los niños, que también reciben hojitas de coca, pero que eso no significa que la mastiquen, sino que aguardan para luego ofrecerlas.
Médico destaca beneficios, pero advierte excesos
RAMIRO CADIMA | MÉDICO TOXICÓLOGO

El médico toxicólogo Ramiro Cadima se refiere a los beneficios del masticado de la hoja de coca y advierte los riesgos si hay exceso.
P: ¿El acullico tiene beneficios para la salud?

R: La hoja de coca tiene muchos componentes, entre éstos hay vitaminas, antiespasmódicos, analgésicos. El contenido de vitaminas lo hace beneficioso para la salud cuando el consumo es de forma no abusiva.
P: ¿Qué beneficios?

R: Evita la formación de caries dentaria, de úlceras gástricas, de gastritis, alivia dolores estomacales, da un poco más de vitalidad, fuerza para ejecutar labores de trabajo, mantiene más lúcidas (a las personas) para estudiar, y otros.
P: ¿Tiene efectos colaterales?

R: Puede tener otros efectos. Hay (dos tipos de) hojas, una proveniente de Cochabamba y otra de Los Yungas.
P: ¿Es mejor consumir la de La Paz?

R: Los que mastican dicen que es más blanda, más agradable por el sabor. Eso hace que sea la hoja más cotizada para el acullico.
P: ¿El consumo directo es mejor que en un mate, por ejemplo?

R: Al masticar tenemos los diferentes alcaloides que son benéficos. Pero, la formación de algunas otras sustancias es posible. Realizando un examen sobre consumo de cocaína tras el masticado de la hoja de coca, la prueba va a ser positiva porque el masticado produce también metabolitos de cocaína detectables en un análisis toxicológico.
P: Como médico, ¿recomienda el acullico?

R: Es una tradición que no podemos hacer a un lado. No podemos oponernos al consumo de la hoja de coca.
P: Si se consume mucho, ¿puede causar algún daño?

R: Como quita el apetito, entonces puede producir desnutrición en el paciente. Si nos fijamos, la contextura física de los que mastican la hoja de coca, es delgada. El masticado inhibe el apetito.





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