miércoles, 8 de febrero de 2017

Afrontar con éxito los estudios superiores



Como cada año, muchos bachilleres se enfrentan a un gran cambio en sus vidas dejando atrás el espacio controlado y amable de la vida colegial para ingresar a la vida universitaria donde las reglas del juego son otras y exigen de los jóvenes una capacidad de adaptarse a un entorno desconocido y aparentemente más hostil, comparado con la atención personalizada y acompañamiento académico que se tuvo en el colegio.

También es una oportunidad para proyectarse como profesionales y personas útiles a la sociedad, sin embargo el éxito o fracaso de esta transición dependerá de cuan claro tenga el estudiante lo que quiera ser y de asumir el desafío con apoyo de su familia y con la actitud correcta.

ECOS consultó a profesionales que explican lo que representa realmente para un joven bachiller el ingreso a la vida universitaria y dan algunas pautas para que puedan sobrellevar este cambio radical en sus vidas y adaptarse en el proceso, de la mejor manera.

Para la Psicóloga Gianina Irusta Vargas, es importante que el estudiante haga un alto y reflexione sobre sus motivaciones para seguir estudios superiores. Debe preguntarse qué es lo que quiere “Ser” y esa respuesta deberá convertirse en el constante motor que lo impulse a levantarse cada día y dedicar cada hora de estudio en la universidad.

El entorno del joven también definirá el éxito o fracaso en la nueva etapa, entendiéndose por entorno a las condiciones económicas y el apoyo de sus padres a lo que realmente sus hijos quieren “Ser”.

Sara, la madre de una estudiante de un colegio particular, recordó que el orientador vocacional instó a los padres a apoyar a sus hijos en lo que sueñan convertirse, sin importar si escogen una carrera universitaria o técnica, pues al ejercer un oficio que aman seguramente lo harán muy bien y tendrán satisfacción personal y por lo tanto vidas más felices.

Sin embargo entre los obstáculos que tienen que afrontar los flamantes universitarios, cuentan las posturas de algunos progenitores que fuerzan la elección profesional de sus hijos, guiadas hacia carreras lucrativas y a nivel de licenciatura.

Tiempo de decidir

Con un entorno favorable o adverso, cada estudiante se ve exigido a tomar decisiones, a plantear y replantear algunas de sus metas, a reconocerse a sí mismo y a valorar sus posibilidades; en síntesis “a hacerse cargo, por primera vez de sí mismos y asumir responsabilidades personales”, según Irusta.

La psicóloga también dijo que el ingreso a la universidad puede implicar temor e incertidumbre, incluso aquellos que hayan pasado un proceso de orientación profesional puede que no estén seguros con la elección de su carrera y si ésta responderá a lo que les gustaría “Ser”.

También pueden surgir varias preguntas como ¿Cuál será mi vocación? ¿Qué voy a estudiar? ¿Qué es lo que me gusta?¿Podré adaptarme a la vida universitaria? ¿Podré estudiar y trabajar a la vez? ¿Tendré las capacidades necesarias?

En un paréntesis Irusta reflexiona sobre la brecha entre contenidos del actual sistema educativo colegial y la línea de aprendizajes en la universidad; que se agudizan mucho más en colegios rurales. Los cursos de nivelación lo que hacen es tratar de cubrir esos vacíos, pero en muchos casos derivan en fracasos o ingresos forzados, con posibles deserciones futuras.

En todo caso el camino hacia la universidad es un desafío que implica ingresar a una organización y a una cultura especial la cual se va conociendo y aprendiendo de forma gradual.

El cambio

Indiscutiblemente la finalización de secundaria marca un punto de inflexión en la vida de los jóvenes… un antes y un después. “Tu futuro se juega para siempre” es una frase que suele retumbar en la mente de los estudiantes azuzada por los propios amigos y familiares, acompañada de preguntas como ¿Qué vas a hacer? ¿Qué pasa si no apruebas? Las respuestas no son fáciles y los pensamientos contradictorios, muchas de las veces desalentadores frente a lo desconocido.

Irusta, indica que en esta etapa aumenta la preocupación con respecto al futuro.

Como es un momento donde se fijan metas y como este paso representa cambios, la familia debe acompañar este proceso y de igual manera adaptarse o coadyuvar en la transición. Por eso es importante que el joven cuente con una red de apoyo; si no la tiene en el hogar, la buscará entre los amigos para elegir una carrera e iniciar una nueva etapa solo, según dijo Irusta.

Por su parte el Neuropsicólogo Elías Alaka, coincide al indicar que durante los primeros pasos en la educación superior el estudiante seguirá necesitando apoyo y supervisión de la familia que se constituirá en un importante regulador conductual y emocional externo que de forma progresiva debería ir dejando para que estudiante se responsabilice por completo de sus decisiones académicas y personales. En este momento el seguimiento debe fundarse en la credibilidad del joven y en la demostración de un estilo de vida saludable como estudiante.

La transición no será fácil y tomará un tiempo para muchos, la clave es reconocer que entrar a la Universidad o a un instituto de educación superior exige, antes que nada, un cambio de actitud.

Diferencias entre el colegio y la Universidad

Javier, universitario de primer año, dijo a Ecos: “Al comienzo no entendía nada. La Universidad me parecía algo tan grande que hasta hoy sigo descubriéndola. En ella las cosas son totalmente distintas a secundaria, como el ritmo de estudio, las horas de clase, los profesores. Allí sobre todo debemos ser nosotros mismos. El profesor ya no pide la carpeta para corregir los errores, ni retan por charlar, sino que hay que adquirir mayor responsabilidad y tener lo suficientemente claro que lo que se está jugando, es nuestro futuro”.

A diferencia del colegio, que se había convertido en un espacio familiar con reglas y códigos claros, días organizados y asistencia rigurosamente controlada, donde el estudiante era conocido por los profes y por el portero; al comenzar los estudios en la Universidad aparecen las incertidumbres de no saber cómo actuar, de qué manera organizar el tiempo, a quién recurrir, a dónde ir. En este nuevo escenario la compañía y ayuda de otros se vuelve indispensable para la búsqueda de respuestas o alternativas posibles en ese camino.

Entre los cambios, Elías Alaka menciona el ajuste de las técnicas de estudio porque en la universidad los objetivos son diferentes en relación al colegio. En Secundaria el fin es transmitir conocimientos generales; en cambio en la Universidad la tarea es transmitir conocimientos específicos, científicos y técnicos; esa información viene en distintos soportes como libros especializados, revistas científicas, conferencias, simposios, anuarios, ensayos, tesis, etc. Ya nos son como los libros de texto de colegio.

“Como el conocimiento a adquirir es ampuloso, es preciso ajustar tiempos”, recomienda.→

→Por otro lado se refiere a la reorganización de la red social del estudiante, como parte de la adaptación socioemocional al ingresar a la Universidad, debido a que las motivaciones individuales influirán en el establecimiento de prioridades. Lo recomendable es hallar un equilibrio entre la vida social y los estudios sabiendo que cada ciclo de aprendizaje conlleva una nueva red social y nuevas conductas relacionadas con ella.

La importancia de esta nueva etapa

Para Elías Alaka, el inicio de los estudios superiores debe servir para consolidar la identidad profesional y lamenta que muchos estudiantes resuman su propia formación a la obtención de “un cartón”, denigrando la calidad de su propio trabajo.

“El fruto de la formación superior debe generar la consciencia de que las artes aprendidas tienen el doble fin de garantizar un nivel de vida digno al profesional y ayudar a la sociedad en su conjunto. La formación del carácter y de la identidad profesional es fruto de la reflexión personal en cuanto al papel de uno mismo en la comunidad y entre otros profesionales”, enfatiza el psiconeurólogo.

Por su parte Gianina Irusta indica que en esta etapa la persona se está construyendo a sí misma, se está definiendo como tal y convirtiéndose en protagonista del crecimiento esencial de su identidad individual y profesional.

Igualmente indica que iniciar una carrera es una oportunidad para afrontar la vida de una nueva manera y de desarrollar actitudes basadas en motivaciones, preferencias y metas. También se aprecian las transformaciones permanentes de la realidad social, histórica, cultural y económica que no dará lugar al aburrimiento, la rutina y la insatisfacción.

Nuevos códigos de comportamiento

Para Alaka Robles, todo cambio de ambiente implica un ajuste de la conducta, con las inherentes consecuencias emocionales. El joven bachiller puede experimentar ligeros episodios de estrés o ansiedad en respuesta a un espacio físico y social novedoso para él.

En estas circunstancias el profesional explica que el cerebro humano cataloga como desafiante ese contexto nuevo, activando el Sistema Nervioso Autónomo, lo que tiene ventajas y desventajas.

La ventaja es que se agudiza la atención prestada al medio, facilitando el aprendizaje experiencial. La desventaja es que las respuestas conductuales suelen ser automáticas, en ocasiones no adaptadas pudiendo a veces generar frustración cuando se analiza la situación posteriormente. ¿Por qué dije lo que dije? ¿Por qué me quedé sin decir nada? ¿Por qué reaccioné así?, etc.

En el cerebro están almacenados esquemas de conducta relativamente flexibles que pueden permitirle al individuo adecuar su conducta a situaciones similares, como para preparar una disertación o rendir un examen.

Alaka menciona que algunos estudiantes constatan que la universidad no era lo que pensaban.

Para evitar frustraciones dice que los primeros años de Universidad tienen el fin de introducir a la persona a una rama aplicada del saber humano, que ninguna carrera entrega todo el saber y técnicas, sólo lo indispensable. De ahí la responsabilidad que cada quien para adquirir la calidad de la formación que desea para sí mismo y que beneficiarán a otros.

En general los investigadores reconocen la etapa de ingreso a la universidad como un período de ‘resocialización’ porque significará transformar pautas de acción, creencias y actitudes, en base a las normas formales e informales de una institución social de la que se empieza a formar parte.

Por ejemplo Corominas Rovira, considera que el joven debe recordar cuánto le costó estar en el nivel secundario y hasta algunas estrategias que utilizó y le sirvieron para seguir adelante.

Los amigos o compañeros también juegan un papel importante, sin esa socialización saludable los procesos de adaptación son más lentos y problemáticos, sobre todo en la universidad, que es un ámbito más complejo y al mismo tiempo más abierto por lo que exige mayores responsabilidades y mayor protagonismo.

Corominas lo ve como algo muy positivo porque “contribuye al proceso de comprensión del presente, con sus incertidumbres y sus potencialidades, para poder desde allí empezar a imaginar futuros posibles y a diseñar trayectos de formación”.

Mejores estrategias de estudio

Consultado sobre cuáles son las mejores estrategias de estudio para lograr un mayor rendimiento, Elías Alaka se refiere a los hallazgos de los estudios científicos en psicología cognitiva.

Dice que estudiar un texto con música o con el televisor encendido, puede perturbar la consolidación de la información en la memoria. “La música parece no perturbar cuando se efectúa un aprendizaje manual”, dice.

Sobre los estudiantes multitareas que hacen muchas cosas a la vez, como por ejemplo hablar y escribir en su celular, responder a un cuestionario y mirar vídeos en internet, dice que están poniendo a prueba su sistema atencional, sobrecargándolo y debilitando su eficiencia.

Recomienda la repetición vocal que es indispensable para la memoria. “Con la edad la vocalización se interioriza (se hace en la mente), por eso es necesario revalorizarla y no eliminarla. Aunque no es bueno aprender `de memoria´ porque no siempre hay comprensión en el aprendizaje, es necesario saber que la memoria verbal descansa en dos sistemas distintos, el lexical y el semántico. Al repetir contenidos ´como lorito´ la persona activa el ´sistema lexical´ y la comprensión es el motor del ´sistema semántico´. Los dos son complementarios para el aprendizaje”, precisó el neuropsicólogo.

También se refiere al bienestar de la persona, como aliado fundamental en sus estudios porque es común que la eficiencia de la atención y la memoria bajen cuando el estudiante atraviesa un episodio emocional.

Igualmente pueden manifestarse algunos trastornos de la memoria o de la atención que pueden ser superados pero indica que también es aconsejable consultar con un especialista de la salud mental para conservar el bienestar de la persona y evitar un fracaso académico. •

Tips para afrontar con éxito el ingreso a la Universidad

Escoger una carrera de acuerdo a los sueños, no de acuerdo a las expectativas de los familiares.

Adaptarse a los cambios sin ahogarse en un entorno que es diferente al colegio.

Tomar el cambio con filosofía pensando que es el lugar donde cada uno se forja como persona y como profesional.

Tener en cuenta que no habrá tiempo para aburrirse. Siempre se está aprendiendo.

Tomar la educación universitaria como una formación inicial en el campo profesional. La profundización de conocimientos y técnicas es una búsqueda individual de cada estudiante.

Equilibrar las relaciones sociales con los estudios. No aislarse.

Tomar en cuenta que todos los compañeros sienten las mismas dudas e incertidumbres que uno.

Indagar sobre estrategias de estudio que puedan favorecer en esta etapa. La repetición vocal por ejemplo es recomendada por los expertos para memorizar información.

Disfrutar y aprovechar esta etapa donde la persona se está construyendo a sí misma y definiendo como tal.

Convertirse en protagonista de su crecimiento individual y profesional.

FUENTE:

Elaboración de ECOS

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