Abogado de profesión, Timoteo Sánchez ha dedicado buen parte de su vida laboral (más de 20 años) a la educación superior. Esa experiencia le ha permitido liderar a la Universidad Evangélica Boliviana (UEB) durante muchos años y haber ocupado la presidencia de la Asociación Nacional de Universidades Privadas (ANUP). En la actualidad, es vicepresidente de esa institución y titular de la regional Santa Cruz.
Antes de la pandemia las universidades privadas ya contaban con la opción de educación virtual para ciertas carreras o modalidades; sin embargo, la cuarentena convirtió a esa alternativa en la única para seguir pasando clases. En este contexto, ¿cómo han afrontado esta situación las universidades privadas?
Las universidades privadas venían implementando diversas plataformas para la educación a distancia. Algunas habían avanzado más que otras, especialmente en los posgrados, que si bien es cierto seguían siendo de forma presencial, tenían un componente importante de manera semipresencial y otros en su totalidad eran ya virtuales. Algunas instituciones también habían avanzado en el aspecto de pregrado, como una parte coadyuvante ya recibían ensayos, tareas o proyectos a través de sus plataformas. Ya se tenía cierta experiencia, por lo que no ha sido difícil ajustarse a esta nueva modalidad.
- En lo respecta a las capacitaciones de docentes, ¿cómo han encarado esa situación las universidades privadas?
Los docentes ya se estaban capacitando. Algunos que no han podido ajustarse a las nuevas tecnologías han preferido tomarse un descanso este tiempo.
- Y los alumnos, ¿cómo han recibido la propuesta?
Para los estudiantes ha sido algo natural, ya que la mayoría de los jóvenes, entre los 17 y 25 años, son nativos digitales. En el último tiempo la búsqueda de información y cualquier nuevo conocimiento está a disposición en un celular, ya no es como hace 20 o 30 años atrás, que tocaba ir a la biblioteca.
La enseñanza ya es diferente. El Ministerio de Educación ha aprobado el decreto 4260, que establece la complementariedad de las modalidades de aprendizaje que, valida lo que venían haciendo las universidades en modalidades presencial, semipresencial virtual y a distancia.
Todo parece indicar que de momento vamos a continuar las clases de manera virtual y cuando sea posible, habrá clases semipresenciales y esperamos en algún momento habilitar las presenciales, especialmente para aquellas materias o carreras con una alta carga práctica y procedimentales, como las de áreas de salud e ingeniería.
- ¿Eso quiere decir que en la actualidad algunas materias y carreras que tienen un gran componente práctico están suspendidas?
Se han ido descubriendo mucha nueva tecnología. Por ejemplo, en el área de salud existe la telemedicina, donde un médico puede operar a distancia o tratar al paciente a través de plataformas digitales. No pretendemos soslayar el componente práctico, el cual se va a retomar cuando sea posible y no exista riesgo.
Hoy existen tutoriales y plataformas que brindan una serie de posibilidades para la educación, con imágenes digitales y tridimensionales que suplen en buena medida lo que se hace en laboratorios.
- La educación virtual ha venido acompañada por la erogación de recursos no programada por parte de muchos alumnos (y tal vez docentes) en la adquisición de equipos y servicios de internet, para poder pasar clases, ¿cómo incidirá esto en el precio de las matrículas y mensualidades?
Este ha sido el mayor desafío, una problemática de conectividad. Especialmente los jóvenes tienen acceso a internet, pero en su celular. La educación virtual le ha significado un gasto adicional para comprar megas y conectarse a una plataforma, lo que ha dado como resultado una deserción bastante elevada.
La creencia de que los costos de las universidades privadas son menores gracias a esta nueva modalidad no es cierta, ya que el 80% o más de los costos fijos se destinan al pago de los docentes. Algunos proyectos de ley establecen que harán recortes del 50% en las pensiones, eso no lo van a poder sostener las universidades privadas, porque es ilusorio pensar que alguna actividad económica en Bolivia tenga un rédito cercano al 50%.
Además, otros costos, como el de la energía eléctrica, son fijos y tienen un valor estándar, que es cobrado se enciendan o no las luces. Los profesores siguen ganando lo mismo, porque además están trabajando más. Tienen que preparar una estrategia de aula nueva, con elementos para una plataforma virtual. Es un antes, durante y un seguimiento para después de las clases.
Nosotros como universidades privadas no podríamos decir que ahora le vamos a pagar menos a los docentes, hay contratos vigentes. Lo que, si hemos hecho, y siempre lo hacemos, es dar becas. Un gran porcentaje (un 50% o más) de estudiantes en las universidades privadas recibe algún tipo de apoyo, es decir, un descuento que va desde el 10 al 90%. Además, realmente son pocos los estudiantes que pagan su matrícula completa.
De igual manera, hemos implementado las Becas Covid, que implican un 50% de descuento para los estudiantes que han contraído la enfermedad, así como el que hubiera perdido su fuente laboral y el que ha donado plasma. También se han aplicado otros descuentos que oscilan entre el 10 y 30%, para los alumnos que no tengan ningún beneficio.
- En caso de que se pueda volver a pasar clases de manera presencial en el corto plazo, ¿qué papel jugará en los planes de las universidades privadas la educación virtual?
Por años estuvimos pidiendo aprobación de normativas y reglamentos, dentro de la educación superior, que permitan una mayor amplitud para ofrecer programas virtuales en diferentes carreras. Había cierta reticencia por parte de las autoridades, pero considero que, si algo ha mostrado la pandemia, es que las nuevas tecnologías están aquí y se deben aprovechar. Hay cosas que ya no tienen vuelta atrás, que van a continuar de esta manera.
No digo que toda la educación será de forma virtual y que todas las carreras se impartirán de esta forma, pero una buena parte si continuarán bajo esta modalidad. Tiene muchas ventajas. Los estudiantes tienen a disposición plataformas e infraestructura digital que les proporcionan las universidades, solo tienen que saber aprovecharlas.
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