"Los estudiantes que tomaron sus apuntes a mano en nuestros estudios se vieron forzados a ser más selectivos porque no puedes escribir tan rápido como con el teclado. Y ese procesamiento del material fue beneficioso para ellos”, señala Pam A. Mueller, de la Universidad de Princeton, coautora del informe junto a Daniel M. Oppenheimer, de la Universidad de California, citada por el diario español ABC.
Mueller y Oppenheimer clasificaron la anotación de apuntes en dos categorías: generativa y no generativa. La primera implica resumir, parafrasear, hacer mapas conceptuales; mientras que la segunda supone copiar palabra por palabra.
Como la gente puede teclear más rápido que escribir con el bolígrafo, al utilizar el portátil tienden a transcribir todo lo que oyen. Por lo que Mueller y Oppenheimer se plantearon si la posibilidad de coger apuntes más completos compensaba la falta de procesamiento de la información. Y comprobaron que no. Los tres estudios concluyeron que aquellos que tecleaban, copiaban más palabras, pero aprendían menos.
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