El mejor profesional no es necesariamente el que pasó cuatro años
estudiando para obtener un título oficial. Los años de experiencia, los
cursos al margen de la educación reglada y, en ocasiones, la propia vida
personal aportan destrezas difíciles de documentar en un currículo. Si
el profesional busca trabajo en un entorno conocido, las referencias le
pueden ayudar. Pero si decide probar suerte en otro terreno, ¿cómo
demostrar sus habilidades? La ola de desempleo que azota Europa ha
obligado a los Estados a procurar una solución. Si cumplen lo acordado,
la Unión Europea dispondrá, en 2018, de un marco homogéneo para validar
los conocimientos adquiridos fuera de los canales oficiales. Se deberá
certificar dos tipos de habilidades: educación no formal (cursos,
talleres, educación para adultos y cualquier formación que implique la
existencia de profesores y alumnos) y la llamada educación informal,
ajena a las aulas (aprendizaje de idiomas en el extranjero, actividades
de voluntariado, cuidado de menores...).
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