lunes, 29 de agosto de 2016

Bachilleres tienen muchos errores y universidades innovan estrategias

Bachilleres que ingresan a primer semestre de la universidad tienen serias deficiencias en lenguaje y matemáticas, según el diagnóstico de docentes y autoridades de cuatro centros de educación superior en Cochabamba.

El representante de la Dirección de Planificación Académica de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Alan Jacobs, señala que, por ejemplo, estudiantes de primeros semestres cometen errores ortográficos en cinco de cada diez palabras que escriben, es decir, unos 15 por cada párrafo.

La directora nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), Mónica Olmos, apunta que cuando era docente de primeros cursos, los estudiantes tenían como promedio cuatro errores ortográficos en cada párrafo.

Las deficiencias en el área de lenguaje no se circunscriben solamente al nivel de pregrado, sino también a postgrado, en profesionales que elaboran sus tesis de doctorado.

Olmos, como tutora de tesis de doctorado, encuentra como promedio un error por cada párrafo.

Los estudiantes tienen problemas en concordancia, género, número, ortografía, puntuación y construcción del párrafo porque no identifican cuál es la idea central.

La docente puntualiza que estas deficiencias no se deben solo al desconocimiento de la gramática, sino que es un problema de construcción de pensamiento “porque al estudiante no se le ha ejercitado en la escuela con la lectura de comprensión para que exponga de forma clara sus ideas”.

Lo que se requiere es que el estudiante de escuela, durante los doce años de enseñanza lea mucho, porque así podrá escribir bien, tener un vocabulario más rico, facilidad de palabra y organizará mejor sus ideas.

Para intentar subsanar estas deficiencias de los bachilleres, la Unifranz tiene una asignatura, Expresión Oral y Escrita, pero que no logra nivelar a todos los estudiantes del primer semestre.

La Universidad Católica Boliviana (UCB) tiene el curso preuniversitario que busca nivelar a los estudiantes que tienen bajo rendimiento escolar.

La Universidad Privada Boliviana (UPB) aplica una prueba de ingreso a los bachilleres y durante la carrera, si se detectan falencias en los estudiantes, se les brinda orientación y consejería.

Jacobs apunta que si bien la UMSS implementa cursos preparatorios para las diferentes carreras, estos no son suficientes para nivelarlos o para subsanar las deficiencias de doce años de estudio en la escuela y el colegio.

CIENCIAS EXACTAS

En la materia de matemáticas, Jacobs menciona que el diagnóstico de la UMSS es lapidario: los estudiantes vienen muy mal preparados, pero los docentes no han cuantificado estas deficiencias.

En el caso de Unifranz, el director de Administración de Empresas, Ingeniería Económica Financiera, Pablo Guzmán, afirma que cinco de cada diez estudiantes no recuerdan la regla de tres y cualquier ejercicio para obtener un porcentaje se les hace cuesta arriba.

Eso sucede -menciona- porque en el proceso de aprendizaje que tienen en la escuela los estudiantes no se empoderan de estos conocimientos.

Menciona que hay estudiantes que no recuerdan la tabla de multiplicar y tienen muchas dudas en el momento de hacer una operación.

El director de la carrera de Ingeniería de Sistemas de Unifranz, Weimar Mendoza, añade que los estudiantes se han vuelto dependientes de la calculadora y tienen dificultades en operaciones básicas como la multiplicación.

Puntualiza que algunos estudiantes no saben que un cuarto equivale a 0.25.

El responsable de Planificación Académica de la Universidad Católica Boliviana, Cristhian Uriona, afirma que los estudiantes de primer semestre tienen problemas en razonamiento lógico y comprensión de lectura.

¿EL BACHILLER IDEAL?

El estudiante que termina la secundaria debe aprender a pensar, ser crítico con su realidad y tener competencias comunicacionales y matemáticas, afirman docentes de cuatro universidades.

El vicerrector académico de la Universidad Privada Boliviana (UPB), Alberto Sanjinés, señala que los estudiantes de colegio deben leer todo tipo de textos para activar su cerebro y mejorar su razonamiento verbal.

Complementa que ellos deben desarrollar las competencias matemáticas y comunicacionales, además de tener una inteligencia emocional (madurez).

Jacobs, de San Simón, coincide con Sanjinés y aporta que la comunicación es vital para que los estudiantes sepan cómo desenvolverse con sus compañeros y docentes.

Asimismo considera que las matemáticas son importantes porque agudizan el pensamiento lógico abstracto, incluso para quienes estudian Medicina u otras carreras.

La profesora de primaria Juana Flores puntualiza, por su parte, que el estudiante debe ser crítico con su realidad, conocer las bases fundamentales de la investigación y dominar las materias básicas.

DIFERENCIAS

Los bachilleres en Bolivia tienen diferencias profundas en su formación y eso obedece a que provienen de escuelas públicas, privadas y de convenio, del área urbana o rural.

El pedagogo Guido de la Zerda asegura que en el país hay tres perfiles de bachilleres y que incluso en estos subgrupos existen matices. Eso implica que en las escuelas de convenio se perciben diferencias en la calidad de sus estudiantes al igual que en las públicas y en la privadas.

Pero las diferencias entre estudiantes de un colegio fiscal y de uno particular no se deben solamente a la oferta curricular que ofrece cada uno, sino también a las desigualdades socioeconómicas de los alumnos.

En una prueba que aplicó en 2013 a una muestra de 4.600 bachilleres, el promedio en matemáticas fue de 36 sobre 100. En lenguaje alcanzaron 59.

Los colegios particulares obtuvieron los mejores rendimientos, los de convenio se situaron en segunda posición y en tercer lugar las escuelas públicas.

De la Zerda expresa su preocupación porque se mejora la infraestructura de las escuelas, “pero parece ser que ese no es factor determinante en el rendimiento. No es suficiente tener una buena escuela si no se mejora la situación socioeconómica y familiar del alumno”.

En las 170 escuelas que tomó como muestra, de la Zerda pudo conocer a padres de familia, hablar con ellos y verificar que no están en condiciones de apoyar a sus hijos.

El pedagogo considera que las escuelas deberían recibir apoyo mediante las universidades y por eso insiste en que es fundamental integrar estos subsistemas. “Los docentes de la universidad podríamos aprender de la experiencia de los profesores de colegio y viceversa”.

ECONOMÍA

De la Zerda, quien opta por un doctorado en la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de Liège (Bélgica), asegura que cuando se compara la educación de América Latina con la de Europa, casi por rigor se tiene que analizar las condiciones socioeconómicas de sus países.

En Finlandia, que tiene una educación de alto nivel, los mejores estudiantes del colegio son luego profesores, algo que no necesariamente sucede en Bolivia.

Añade que en Finlandia, las escuelas son más uniformes, no solo en su infraestructura sino también en la oferta curricular, el perfil de los profesores, sus ingresos económicos y el apoyo que los escolares reciben de sus familias.

BASES COMUNES

De la Zerda señala que según las dos últimas reformas educativas que se aprobaron en el país (1994 y 2010), la currícula en la escuela responde a los conocimientos locales de cada región, a su cultura y características propias, pero existe el tronco común base que todos los colegios deberían cumplir.

En criterio del pedagogo, ese tronco común no se cumple en todos los colegios. En el seguimiento que hizo a 170 escuelas, pudo advertir que hay grandes diferencias en la calidad de los estudiantes, que no se puede hablar de una currícula común y que el alumno no ha sido preparado en las operaciones básicas de matemáticas, gramática, lectura, escritura, y que su capacidad de interpretación lectora es deficiente.

FALLA

El proceso de transición que debe existir entre la educación secundaria y la universitaria está fallando y es un tema que no se ha resuelto hasta ahora, afirma el pedagogo.

Por este motivo, señala, no se puede hablar de un sistema educativo integrado en el país, a pesar de que las últimas reformas señalan que está vigente.

De la Zerda considera que se debería trabajar estos tres ciclos de manera conjunta, ver la trayectoria del alumno desde que entra a la escuela y cómo llega a la universidad.

En sintonía con de la Zerda, el viceministro de Educación Regular, Juan José Quiroz, afirma que un común denominador en el pensamiento de la población es que no existe esa articulación entre la educación secundaria y la universidad. En ese sentido, dijo que se desarrollará en breve, el último trimestre de esta gestión, un evento nacional entre el Ministerio de Educación y las universidades para hacer visibles todos estos problemas “que supuestamente existen”.

Sobre las deficiencias que tienen los bachilleres, Quiroz puntualiza que la universidad les dirá en ese evento cuáles son y en base a eso emitirán las recomendaciones del caso.

SUBMUNDOS

El magisterio es un submundo y la universidad y la educación superior también lo son, pero que aleatoriamente se encuentran, no hay políticas de planificación, de interacción, no se trabaja esa transición. De la Zerda considera que las universidades deberían estar presentes en el proceso de formación de la educación regular.

Con la última reforma, la Ley 070, según el pedagogo, lo que se ha hecho es profundizar aún más las diferencias.

Los requerimientos de un bachiller deberían ser conocidos por la universidad para que esta instancia pueda trabajar en los perfiles que se necesitan.

Y esta tarea se la puede hacer solamente mediante un trabajo interactivo entre la universidad y la educación secundaria.

Otro aspecto que observa De la Zerda es que el sistema de educación boliviana se ha politizado porque no se tiene un proceso de continuidad.

DESVENTAJA

La maestra y dirigente de la Federación de Maestros Urbanos de Cochabamba Juana Flores advierte que la brecha que existía entre el colegio y la universidad ha crecido tras la aprobación de las dos últimas reformas educativas, la de 1994, con la Ley 1565, y la 070 Avelino Siñani-Elizardo Pérez.

La maestra justifica su tesis en el hecho de que estas dos reformas dan mayor énfasis a los saberes locales y la interculturalidad, dejando en segundo plano el conocimiento científico universal.

Flores señala que ahora el maestro debe enseñar los conocimientos tradicionales como el rito de la q’oa, que no sirve a los estudiantes en su formación crítica. Y cuando salen al exterior se encuentran en desventaja con relación a los bachilleres de otros países, o si deben elegir carreras científicas.

Asegura que con los conocimientos que egresan ahora los bachilleres solo uno de cada cien aprueba el examen de ingreso a la universidad, pero siempre que haya tenido apoyo de algún maestro particular en sus horas libres.

Añade que la Ley 070 simplemente busca formar técnicos que vayan a engrosar la mano de obra y no se incentiva aquellas profesiones que son científicas.

ÁREAS BÁSICAS

Flores afirma que para tener un estudiante analítico se debe reforzar las cuatro áreas fundamentales como matemáticas, lenguaje, estudios sociales y ciencias naturales, pero que con la Ley 070, han sido reducidos a su mínima expresión.

En primaria, por ejemplo, los profesores tenían 24 periodos de matemáticas, 24 de lenguaje, 20 en ciencias naturales y 20 en estudios sociales.

La Ley 070 redujo en 12 periodos a ciencias naturales y ciencias sociales y a matemáticas en 8 periodos. En contrapartida se aumentó esas hora en quechua, artes plásticas y computación.

La materia de quechua tiene ahora 16 periodos, inglés 8 y artes plásticas 8.

La maestra puntualiza que con la reducción de periodos, los estudiantes de primaria pasan a la secundaria sin saber leer ni escribir, porque además la Ley 070 prohíbe dar tareas para la casa.

En secundaria también se han reducido los periodos en las materias básicas. Por ejemplo, biología se ha fusionado con geografía y en física y química se han disminuido de 24 periodos a 12.

“Como maestros proponemos que se recuperen los periodos de las áreas fundamentales y que incluso se incrementen, eso sería lo mejor”.

Flores afirma que los maestros están de acuerdo en que el estudiante aprenda en su idioma nativo, pero no quitando horas fundamentales.

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