domingo, 15 de marzo de 2015

La universidad más peculiar del mundo

En las afueras de Pyongyang, 270 muchachos en torno a los 20 años, todos hijos varones de la élite norcoreana, preparan su futuro. Su vida está reglamentada estrictamente desde que se levantan hasta que se acuestan.
Organizados en pelotones, y con un comisario por grupo, carecen de autorización para abandonar el recinto, vigilado por guardias femeninas. No se trata de ningún cuartel. Es la única universidad privada en la comunista Corea del Norte. Además de impartir todas sus clases en inglés, la Pyongyang University of Science and Technology (PUST) tiene otra peculiaridad: está gestionada y sufragada por cristianos evangelistas.
"En esencia, los cristianos evangélicos del mundo están educando a los líderes futuros de Corea del Norte”, dice la periodista y escritora estadounidense de origen surcoreano Suki Kim. Ella sabe de lo que habla. Se infiltró como profesora en la PUST durante dos trimestres en 2011 y cuenta su experiencia en el libro Sin ti no hay nosotros (Blackie Books), disponible en español a partir del 11 de marzo.
Esta enigmática universidad comenzó a funcionar en 2009. Oficialmente se describe como un proyecto conjunto. Pero construirla, dice la periodista Suki Kim, costó 35 millones de dólares y su mantenimiento diario "requiere muchísimo dinero”. "Por lo que yo sé, prosigue Kim, Corea del Norte no pone ni un céntimo”. Son los donantes mundiales, principalmente iglesias surcoreanas y estadounidenses, quienes cubren los gastos. "Al régimen de Corea del Norte le da igual que seas cristiano, musulmán o ateo, al final todo es lo mismo porque no crees en su Gran Líder, así que si esta organización de extranjeros quiere traer este montón de dinero, ¿por qué van a decir que no?”.
Su fundador y presidente es James Kim, un cristiano evangelista de origen coreano y nacionalidad estadounidense que ya dirigía otro centro similar en Yanbian, en China, y que desde los años 90 cortejaba al régimen de Pyongyang.
A principios de la pasada década recibió el visto bueno personal de Kim Jong-il. "Este grupo está aquí con su permiso. Saben exactamente quiénes son estos cristianos evangélicos”, asegura Kim.
La única condición aparente es que no proseliticen. Si bien "eso es lo que hay en la superficie, no sabemos si se pactaron otros acuerdos”, matiza Suki Kim.
Cuando Kim empezó a trabajar en el centro se estaba desarrollando el trimestre de primavera. Lo primero que le llamó la atención fue la "hipervigilancia” en el campus. La universidad está construida en forma semicircular, de modo que cualquier área es visible desde cualquier otra y todo el mundo puede vigilar a todo el mundo. "Ya había estado varias veces en Corea del Norte desde 2002, sabía que todo estaba controlado, pero esto era como un cuartel”.
Los profesores y los estudiantes conviven en el campus, en bloques de dormitorios adyacentes y vigilados por un grupo de guardias femeninas veinteañeras.
En esta universidad, donde diariamente, los estudiantes llegan al comedor en formación militar, cantando al unísono himnos al partido y a los líderes, desconocen la existencia de la Torre Eiffel. No habían oído hablar de Steve Jobs. Carecían de internet y únicamente tienen acceso a una intranet muy limitada.
"No sabían cómo pensar de manera crítica. Enseñarles a establecer un argumento, aportar ejemplos, exponer tu tesis para llegar a una conclusión no era posible, no entendían el concepto de introducción, o conclusión, o demostración”, cuenta Kim.

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